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miércoles, 10 de diciembre de 2014

EN LAS GRANDES CIUDADES, LAS PERSONAS SOLAS, DESORIENTADAS, HERIDAS POR LA INSOLIDARIDAD, NECESITAN SENTIR LA MISERICORDIA DE DIOS. SCHOENSTATT DA RESPUESTA A ESE HOMBRE “DESARRAIGADO”.




Hay mucha soledad y dolor en las grandes ciudades
No hace mucho el Papa Francisco(1) nos ha recordado que en las grandes ciudades viven muchas personas que viven solas, que están desorientadas y doloridas por las heridas provocadas a menudo por una sociedad frenética e insolidaria, que están necesitando sentir la misericordia de Dios. Ante las palabras del Papa, recordaba otras parecidas, pero dichas hacía más de sesenta años por el padre José Kentenich, que ya entonces anunciaba la ruina a la que caminaba occidente, al haber generado un tipo de hombre desarraigado, sin vinculaciones morales ni espirituales, sin referencia a lo trascendente. 



P. Kentenich, profeta de los vínculos 
entre lo humano y lo divino
En 1949, el padre José Ketenich decía que Occidente caminaba a la ruina aquejado de una enfermedad, que el denominaba “el pensar mecanicista”. Esta enfermedad hace al ser humano individualista, subjetivista y masificado, lo convierte en un hombre “desarraigado”, sin raíces, sin valores porque en él, se han separado el plano natural del plano sobrenatural, por tanto desconoce el arraigo entre el tú humano y el tú divino. La resultante era una sociedad en la que “los tipos de orden queridos por Dios estaban destruidos, y todas las vinculaciones del hombre estaban rotas”. Más de sesenta años separan las palabras del padre José Kentenich de las del actual Papa, pero la realidad que describe el Santo Padre es la que vio venir, a mediados del siglo XX, el fundador del Movimiento apostólico de Schoenstatt.



El hombre moderno se ha puesto 
en contra de si mismo, de la naturaleza, de Dios
El hombre occidental vemos que vive en función de sí mismo, que lo único que le importa son “las ganas”, lo que “me gusta”, los que “siento”, y acaba haciendo lo que los otros hacen simplemente porque los otros lo hacen. El resultado es un ser humano que se ha puesto contra Dios, contra el prójimo, contra la naturaleza, contra sí mismo(2). Es una enfermedad que acababa desintegrando la sociedad, como está sucediendo, y que se nota más intensamente en las grandes ciudades.


La autoridad se diluye y aumenta 
la crispación social
Nuestra realidad es que el individualismo, subjetivista y masificado, ha llegado y dañado a las más hondas raíces de la sociedad, a “las matrices del hombre social”: el matrimonio, la familia, los centros docentes, el mundo laboral, los barrios. Es de destacar que a los tradicionales contrastes entre la ciudad y el campo, patronos y obreros, empresarios y sindicatos, centralismo y periferia, hoy se suman la crispación y la anarquía social, la autoridad se ha diluido, y la primacía no la ostenta el bien común, sino los intereses de corporativos de unos pocos(3).


El lucro personal es un nuevo ídolo 
al que se adora
En occidente y en el resto del mundo, el beneficio personal se ha constituido en un nuevo ídolo al que se adora, y para conseguirlo no se ha dudado en degradar a la persona y convertirla en objeto. De ahí renace la esclavitud bajo nuevas formas, como señala el papa Francisco “la explotación física, económica, sexual y psicológica de hombres, mujeres y niños y niñas actualmente encadena a decenas de millones de personas a la deshumanización y a la humillación”(4). Situación que se agrava en los grandes núcleos urbanos. 

En las ciudades muchas personas 
han perdido el sentido de la vida
En esas ciudades hay mucho dolor, muchas personas heridas por una sociedad que ha perdido el sentido de la vida. Ante esta realidad, nos dice el Papa Bergoglio, se impone la necesidad de afrontar la tarea de evangelizar estas grandes urbes, de ofrecer el sentido de la “vida” verdadera a esas personas y “que no les falte acogida para sentirse integrados en una comunidad, sea en circunstancias de disgregación como de frio anonimato; que crezca en ellos el espíritu de auténtica solidaridad con todos, especialmente con los más necesitados”. 
En la ciudad es necesario, justicia y solidaridad
Para ello hace falta una evangelización valiente, audaz, sin temor “porque el hombre, la mujer, las familias y los diferentes grupos que habitan en la ciudad nos esperan y tienen necesidad de la alegría del Evangelio, de la Buena Noticia que es Jesús en sus vidas. Hay que buscar “construir – en la ciudad – la justicia, la solidaridad y la paz”. A la evangelización que pide el Papa Francisco, Schoenstatt da respuesta.




El verdadero amor no descansa en el yo,
 sino en el bien del tú.
Decía padre Kentenich que “Occidente caminaba a la ruina, pero que Dios nos ha confiado una gran tarea para el mundo, especialmente para Europa, para Occidente. Se trataba de desenmascarar y sanar la raíz del mal que aqueja nuestra cultura occidental, la separación mecanicista de fe y vida, de lo natural y lo sobrenatural, de Dios y de la criatura, que se daba no solo en la sociedad sino también en la propia Iglesia(5). Para padre Kentenich el sentido de la existencia nos lo da el saber que Dios me creó para poder amarme con amor infinito, para que aprenda a amar en él, con él y como él ama, la existencia es un provenir del amor eterno para ir al amor eterno, en el proceso de mi vida debo aprender a amar, a madurar en el amor, a fructificar en el amor. El verdadero amor no descansa continuamente en torno al propio yo, sino siempre en torno al tú, está interesado en el bien del tú, no busca la autosatisfacción, sino el beneficio a quien se entrega, sea Dios o el prójimo. 


El hombre debe vivir orgánicamente con el yo y el tú, 

El ser humano ha sido creado a “imagen y semejanza “ de Dios, integrado de manera que pueda vivir su vinculo con Dios, consigo mismo, con los demás y con la creación, es una forma de vivir orgánica, en ella el hombre puede vivir un organismo de comuniones entre el cuerpo y el espíritu, entre el yo y el tú y los demás de modo que pueda reflejar la comunión de amor que es Dios. Se trata de una forma de “pensar, amar y vivir orgánico”, que es la antítesis del destructivo pensar mecanicista, en la que el individualismo y el subjetivismo han roto todas las vinculaciones del ser humano consigo mismo, con los otros, con la naturaleza, con Dios y, en consecuencia, vive un profundo desarraigo social y espiritual.



María encarna la armonía entre
 lo natural y lo sobrenatural
Si el orden querido por Dios para el ser humano está destruido, la Madre de Dios puede ayudar a restaurar ese orden, decía P. Kentenich, porque en la Virgen se conjuga la acción de Dios y la cooperación humana, el orden natural y el orden sobrenatural. De ahí que si queremos salvar la imagen del hombre y su relación con Dios, hoy más que nunca debemos mirar a María. La propuesta mariana de P Kentenich trasciende los límites de una devoción personal de carácter intimista, porque María es la encargada de dar a luz nuevamente a Cristo en nuestro tiempo, porque está en juego la unión de lo divino y lo humano, la armonía entre lo natural y lo sobrenatural, y es María quien encarna esa armonía(6).




Es necesaria gente valiente, audaz
 para anunciar a Cristo
La Virgen María es la gran educadora del hombre de nuestro tiempo(7), es la que nos trae la medicina del pensar orgánico, recibida en el Santuario. Allí la Virgen nos regala en la alianza de amor un profundo cobijamiento y arraigo en su corazón y, a través suyo, con el de Cristo y del Padre Dios. En su santuario María implora el don de la conversión interior, y nos va transformando, despojándonos del hombre viejo para revestirnos del hombre nuevo en cristo Jesús. Nos hace partícipes de su misión y fecundidad en el Espíritu Santo, y contribuye al milagro que nos transformemos en apóstoles. En definitiva, nos saca de una actitud mediocre y cómoda, y nos convierte en la gente valiente, audaz y sin temor que reclama el papa Francisco.


1.La primera de ellas ha sido en la carta enviada al Arzobispo de la diócesis, Cardenal Martínez Sistach, con motivo de clausura del Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades, celebrado en Barcelona el 26 de noviembre de 2014. La segunda en la audiencia concedida al grupo de cardenales asistentes al congreso, en la segunda parte celebrada en Roma el 27 de noviembre de 2014. https://www.aciprensa.com/noticias/las-grandes-ciudades-necesitan-sentir-la-misericordia-de-dios-dice-el-papa-francisco-48288 y http://santopadrefrancisco.com/cambiar-la-mentalidad-pastoral-salir-a-buscar-en-vez-de-esperar-es-necesario-una-transformacion-eclesial-dijo-el-papa
2 P. Alberto Eronti “El Padre Kentenich, profeta de los vínculos”, en Jornada Nacional de Madres, Argentina, 5-7noviembre 2010. http://www.schoenstatt.org/es/uploads/news/2010-news/2010-11/alberto-eronti-profeta-de-los-vinculos.pdf
3 P .Alberto Eronti 
“El Padre Kentenich, profeta de los vínculos”...
4 http://www.news.va/es/news/los-lideres-religiosos-reunidos-en-el-vaticano-par
5 P. Rafael Fernández. La alianza de amor con María. Nueva patris, p.102
6 Rafael Fernández. La alianza de amor con María. Nueva patris, p.106
7Mª Carmen Martínez Hernández. La Virgen María, la gran educadora: del Padre Kentenich al Papa Francisco. En Parroquia (La Rambla) CO-1025-2012, año III, número 3, 1ª parte, Diciembre 2013, 50-53, y http://enlaescuelademaria.blogspot.com.es/2013/11/la-virgen-maria-la-gran-educadora-del.html

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